Las alarmas de los vehículos se disparaban de manera enloquecida, esporádicos momentos de calma se vivían esa noche entre los destellos y estruendos que venían del cielo. En esos instantes abrazaba, solo, en mi cama una almohada que usaba de refugio y de excusa a la soledad y el desvelo, ahí mismo, veía a la cama de mis hijos con los ojos entre abiertos y le pedia encaresidamente a Dios que no se despertaran mis hijos, con los los truenos y los destellos de esa noche tormentosa. De repente un trueno provoco el quejido de uno de mis hijos, el más pequeño tierno de los varones, a quien al escucharle le dije –Tranquilo viejo, duérmete que no pasa nada-, mientras yo, alterado, esperaba la sorpresa de la llegada de otro estruendo el que obligo a que Rodolfito, se parara despavorido de su cama a refugiarse a la diestra del que considera protector, es decir yo, quien más que protector fingía, para no desesperar a mi hijo quien estaba alterado y temeroso.
Pasaban los minutos y los destellos seguían, la lluvia no paraba, la electricidad fallaba, las alarmas disparadas y los truenos estremeciendo mi habitación. Ahí durante todo ese proceso de tormenta me sorprendió ver, con qué facilidad dormía de manera tranquila mi hijo Rodolfito debajo de mi brazo izquierdo, mientras yo, con más firmeza fingía que lo que pasaba esa noche no me molestaba.
Esto me llevo a una reflexión y a una pregunta que me hiciera una amiga una vez, Cual es el papel del padre?, me llegaron tantos recuerdos de mi padre, las veces en que imitaba hasta su caminar su forma de sentarse, de hablar, de reír, de ser, de actuar; aun reconociendo sus errores, entendía que ese era mi súper man, sin ninguna criptonita.
El papel de papa es muy variado y solo llegue a una autoconclucion sincera, nuestro papel como padres se reduce a estar ahí, SIEMPRE.
R.C.
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